
Gastroescapada en clave de Rock.
De vez en cuando hay que desconectar un poco de la rutina del día a día, aunque si tengo que ser sincera, intento que mis días sean lo menos monótonos posibles, así que este año se me ocurrió regalarle a mi marido por su cumple, un estupendo fin de semana en Pamplona.
Viaje en tren como a mí me gusta; ya que era su regalo de cumple, me parecía feo que el destino fuera un lugar al que sólo pudiéramos ir en avión con la consecuencia de tener que desincrustarle mis dedos del brazo en el despegue y aterrizaje.
Y cuál fue mi sorpresa, cuando el regalo me lo hizo él: casualmente justo el día que llegábamos a Pamplona, tocaba Fito y Fitipaldis, en su gira «20 años, 20 ciudades», con Muchachito, y con colaboración de El Drogas y Kutxi, de Marea, ¿se podía pedir más? Pues no, pero como todo viaje conlleva su aventura gastronómica, aún tendríamos mucho que disfrutar de esta maravillosa ciudad.
El concierto fue una pasada, ya les tenía ganas de verlos en directo porque me parecen una de las grandes bandas, aunque tengo que reconocer que me gustaba más Platero y que ahora son un poco más mainstream, pero lo dan todo en el escenario y Fito Cabrales es uno de los grandes que todavía quedan en el panorama español, no paró de rockear en casi dos horas y media durante las que vibramos como locos en la pole.
Como nos daba tiempo antes de ir al concierto, nos dimos una vuelta por el casco viejo de la ciudad, nos dio tiempo para ir al mercado y hasta para tomarnos unas cañitas y unas tapas brutales en la Plaza del Castillo, en el Bar Txoko, para coger fuerzas, especialmente me encantó la tapa de crema de patata trufada con morcilla y foie, todavía salivo cuando me acuerdo del saborazo que tenía.
Uno de los highlights del viaje era el menú degustación del Restaurante Baserriberri, que bien podía tener un par de estrellas Michelín. Su chef Iñaki Andradas, nos llevó por un recorrido de sabores a través del mundo que comenzaba en Navarra, pasando por Marruecos, Vietnam, Suiza, Japón, Canadá y de vuelta a Navarra

No quiero desvelar más detalles porque lo divertido es descubrirlo y experimentarlo in situ, pero sólo os diré que si tuviera que elegir uno, mi viaje favorito sería el de Suiza, simplemente espectacular.
Realmente han sido un par de días de desconexión, que, tengo que decirlo, no auguraban nada bueno cuando al llegar al hotel vimos que justo se estaba celebrando una boda, con banda de música (que ciertamente tocaba a ritmo de jazz y nada mal), y que preveía gritos y escándalo por los pasillos del hotel cosa que al final por suerte no fue así.
Por cierto, que nos alojamos en un enclave maravilloso junto al Archivo Histórico de Navarra, Hotel Pamplona Catedral, con una muy buena relación calidad-precio y un desayuno excepcional (puedes reservar a través de Booking aprovechando mi invitación para conseguir un reembolso del 10%).
¡¡Hasta la próxima!!


One Comment
bedisruptiveness
Me ha gustado eso de que fuimos en tren ya que era su regalo de cumple, como a ti te gusta, jajaja. Como te lo pasas…